Canta y no llores

Los domingos se inventaron para comer asado, dormir siesta y mirar fútbol. El asado y la siesta en Rusia son más difíciles, pero el deporte más lindo y más sano del mundo se respira las 24hs.
En esta ocasión, dos de los máximos candidatos debutaban en el certamen. México se enfrentaba con Alemania, y Suiza con Brasil.

Las calles de Moscú colapsaron teniendo en cuenta que, además, el partido de la selección defensora del título se jugaba en dicha ciudad. De más está decir que se vendieron todas las entradas y la mejor opción, como siempre, es el FIFA Fan Fest. Pero el predio para hinchas se llenó más rápido que lo habitual y los bares pasaron a ser los anfitriones de la tarde, como un domingo cualquiera en Argentina.

En un mundial no se gritan goles ajenos, pero la verdad, después de nuestro triste empate contra Islandia que pierdan los alemanes era casi una corazonada. Y así se sintió en el público en general. En las esquinas, dentro y fuera de los cafés, en los estudios de televisión, en la Plaza Roja o en el Kremlin, todos hincharon por México.
Los mariachis jugaron el partido de su vida y derrotaron a los europeos por uno a cero. Para sus hinchas, que ilusionados andá a saber con qué vinieron hasta Rusia, el triunfo fue histórico. Ellos mismos sentían que su selección les debía un mundial en el cual pisen cuartos o semifinales, o tengan la oportunidad de eliminar a una potencia. Todavía no pasó ninguna, pero van bien encaminados.

Los mexicanos aman Argentina. Preguntan por nuestras ciudades, por nuestro fútbol y por nuestra situación. Hasta enojados cuentan que no pueden visitar (y la mayoría conocer) Argentina porque les resulta muy caro. “Ustedes nos odian mucho más que nosotros”, “somos hermanos, no sé porque nos odian”, “Argentina y México deberían estar más unidas” son algunas de las frases que repiten constantemente. Es cierto, futbolísticamente no los queremos, pero debe ser porque nos tocó reitarademente cruzarnos con ellos, pero fue en el Azteca donde tocamos el cielo con las manos.

En el último turno nuestros vecinos, y rivales, Brasileros debutaban contra Suiza, que para nada dentro de una cancha se parecen al mejor país del mundo para vivir. Una vez me dijeron “el fútbol es tan hijo de puta que hizo corrupto a un suizo”, y así de hijo de puta es el fútbol que mientras el Scratch bailaba al ritmo de la redonda y demostraba ser el mejor equipo desde hace más de un año, los de rojo lo empataron y la fiesta se apagó. Y así, nosotros metimos puñito y el fin de semana terminó mejor de lo que esperábamos.

La noche, sin duda fue mexicana y el vodka se transformó en tequila. Y bien merecido lo tienen. Es raro ver caras largas alemanas y brasileras en un mundial. Fue el primer partido, todos sabemos que siguen siendo candidatos, pero es lindo ver festejar a todos los países, aunque sea un dia.

Canta y no llores, porque cantando se alegran cielito mío, los corazones.

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