Primer acto

La selección debutó en el Mundial de Rusia 2018 contra Islandia. El país inventado hace algunos años para crear una gran serie de Netflix, con apenas 350.000 habitantes y algo más de 100 futbolistas profesionales es el país con población más baja en la historia de los mundiales.

La gran sorpresa de la Eurocopa 2016 (4tos de final y eliminación a Inglaterra) que tiene un director técnico odontólogo y un arquero cineasta logró un empate contra Messi y ¿compañía?.

Según los datos oficiales (inchequeable) el 9% de la población se encuentra en Rusia alentando a la isla vikinga. No sé si será el 9%, me da igual, pero hoy se vieron muchísimos islandeses en las calles de Moscú.

El islandés soñaba con esto. Visten remeras que dicen “esperando el mundial desde 1947” y disfrutan a cada momento de chocarse las manos con argentinos, brasileros, alemanes y demás hinchas de selecciones populares. Ya son uno más de nosotros.

Para el partido se sabía que las entradas se habían agotados, pero donde hay un argentino hay corrupción, por ende, había que ir a buscar la reventa. La gran mayoría de isleños europeos tenían su boleto, pero los argentinos, solo algunos.

Moscú amaneció con un sol radiante, como si la ciudad supiese que Messi iba a jugar ahí. A eso de las 10am las oficinas de tickets de la FIFA abrían sus puertas. Jamás hubo entradas oficiales para este partido, y en el lugar, la reventa arrancaba en 1.000 usd. La otra opción era ir a la puerta del estadio, con la esperanza de que el vendedor a último momento no le quede otra que bajarle el precio. Imposible. ¿Quién no querría ver este partido?.

La cancha se llenó, hasta el Diego estaba presente (como siempre). Los hinchas sin la oportunidad de estar ahí nos dirigimos al FIFA Fan Fest. Obviamente había superioridad argentina, pero me quiero quedar con el puñado de nuestros rivales. Bueno si, nuestros rivales son todos, pero hablo de Islandia. Las caras al ver que su selección no le tenía miedo a nuestras estrellas, que el partido podía darles una chance. El grito de gol, y la atajada al penal de Messi (se gritó como otro gol). Los nervios nos invadieron a nosotros y la satisfacción de no haber perdido por parte de ellos demostraba que el pueblo vikingo está dispuesto, acorde a su historia, a invadir terrenos ajenos, en los que a priori, son más débiles.

Probablemente, el arco en el que Messi erró el penal.


¿El empate sirve? Si le ganás los otros dos partidos, sos puntero igual. Lo veremos. ¿Podríamos haber perdido? Si.

El primer acto fue este. Al tercero veremos como se llama la obra.

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