Ruleta rusa

Se jugó uno de los partidos de Cuartos de Final del Mundial Rusia 2018 en Sochi, en el cual el local se enfrentó a uno de los verdugos argentinos, Croacia. El partido terminó empatado en dos y, por la tanda de penales, estos últimos avanzaron a semifinales y ya son uno de los cuatro mejores equipos del torneo, junto a Inglaterra, Francia y Bélgica.

Este partido iba a ser, en los planes de todos, España contra Argentina, a lo sumo algún egipcio que pensaba dar el golpe, pero nadie imaginaba a los locales acá. Por esa razón terminó tomando una dimensión mucho más grande, y Sochi recibió miles de turistas durante el fin de semana. A la espera de un ticket, los alrededores del Estadio Fisht en la Villa Olímpica se llenaron de compradores rusos que tenían la ilusión de ser la sorpresa del mundial.

Llegar al estadio te obliga a tomarte un tren desde el centro de la ciudad hasta Adler (donde está ubicado) a unos 30km de distancia. El tren iba completamente lleno, pero muy tranquilo. No parecía que se iba a jugar un partido, o por lo menos se notaba que no era Argentina quien lo disputaría. Los rusos son eufóricos pero lejos están del folklore que manejamos en nuestro país con todo lo que significa un simple partido de fútbol.



Dentro de la cancha no entraba un alfiler. Más de 40.000 personas se hicieron presentes en la calurosa noche de la ciudad balnearia. Sonó el himno ruso, se desplegaron banderas y fue uno de los momentos más emotivos que me tocó vivir. Después del argentino, no habia sentido lo que era que tanta gente gritara su canción patriótica y le haga sentir a todo el mundo que jugar contra el local, no iba a ser fácil.

El partido fue malo, solo algunas llegadas y un empate en uno durante los noventa minutos. Fueron más las cervezas per capita de cada ruso en ese tiempo que todas las jugadas de gol realizadas por ambos equipos, aunque cada vez que pasaban mitad de cancha la gente enloquecía. En el tiempo extra, un gol más para cada uno y a penales. Obvio, de más está decir, que no hay nada más lindo que ver una tanda de penales siendo neutro. Los nervios invadieron el estadio, no había luz que aclare la mirada de cada uno. Tanto Rusia como Croacia habían avanzado hasta acá por esta misma vía y jugando igual de mal. Así que pareciera que estaban un poco acostumbrados. Croacia convirtió más y avanzó, dejando al local en la puerta de la gloria.

Los hinchas se retiraron en silencio, sin hacer ningún disturbio ni manifestación al respecto. Sólo una ovación al equipo, y salida rápida del estadio hacia el tren. Decepcionados por lo que significa una derrota pero creo yo que más que satisfechos con el mundial que hicieron. Siempre está bueno que el anfitrión se mantenga en competencia, porque sus hinchas lo demuestran en las calles o bares de las ciudades. Rusia fue un gran anfitrión, dentro de la cancha y sus hinchas, desde afuera, también. Pero esta ruleta rusa convertida en penales no le dió la suerte que necesitaba, y en esta última semana de competición, tendrá que continuar viendo la fiesta desde la televisión. Este país es demasiado grande como para que los hinchas rusos vuelvan a su rutina, se los extrañará y serán necesarios en cada festejo, pero demostraron su localía en cada momento de la mejor manera. A partir de ahora, no rusia no party.

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